Madre nuestra eres, María, de todo este
Continente,
pues Tú has estado presente en toda nuestra
historia
y nos sigues conduciendo a la verdadera
gloria.
Nuestra Evangelización sintió tu mano
amante
pues Tú seguiste constante aquella grande
misión;
por eso te apareciste en el Santo Tepeyac.
Y ahora tus hijos te imploran, Latinoamérica
toda,
Madre de todos los hombres, a Ti acuden sin
distingos,
el blanco, el negro y el indio, hijos tuyos
quieren ser.
MARÍA DE GUADALUPE, te llaman los mexicanos,
y son tus fieles cubanos, aun cuando se los
silencia
hijos todos muy devotos de la MORENA DEL
COBRE.
VIRGEN DE COPACABANA, te invoca el hombre del
Ande,
y en todo el Sur del Perú te quieren VIRGEN
DE CHAPI,
y los chilenos piadosos en tu santuario en
MAIPÚ.
Y es hacia APARECIDA donde van los
brasileños
para pedirte postrados escuches sus
sufrimientos,
y en Argentina en LUJÁN, te imploran los
argentinos.
SEÑORA DEL COROMOTO, te aman los
venezolanos,
y van los ecuatorianos a tu santuario del
QUINCHE,
bella estrella de Colombia, Virgen de
CHIQUINQUIRÁ.
En el Paraguay Tú reinas, SEÑORA DE
CAACUPÉ;
Alma de los uruguayos, VIRGEN DE LOS 33;
sol de los dominicanos, eres VIRGEN DE LAS
MERCEDES.
¡Oh SEÑORA DEL ROSARIO!, lucero de
Guatemala,
y en CARTAGO de Costa Rica acoges a los
peregrinos;
VIRGENCITA DE SUYAPA, Honduras te da su amor.
En el Salvador te invocan, ¡oh SEÑORA DE LA
PAZ!,
y aunque el sufrimiento venga, los fieles
nicaragüenses
en CHINANDEGA te piden que la fe no sea
vencida.
María Virgen y Madre, cuida a este tu
Continente.
Haz que tengamos justicia y que ya no haya
miseria,
que en nuestra tierra fecunda haya
reconciliación.
Y ante todo, María, enseñanos el Amor,
haznos fieles a Dios Padre, fraternos a los
hermanos
conviertenos a tu Hijo, que seamos como
Jesús.